LA ARMONÍA DE FORMA Y COLOR
Armonía, ritmo, proporción y movimiento componen el vocabulario elemental de la obra de la artista colombo-venezolana Patricia Quevedo.


En sus lienzos y cubos, los motivos se reducen a formas básicas – cuadrados, rectángulos y triángulos – yuxtapuestas y superpuestas que sugieren una ilusión de espacio y movimiento.


A la vez que evoca momentos de su vida y los recrea utilizando para ello, como una especie de conducto o camino, la presentación mediante nuestros juegos, por aquello de la lucha constante que implica en nuestro país y en nuestro mundo intentar vivir.
En las superficies cromáticas de Quevedo podemos ver tanto la evolución de una obra que se mantiene audaz y vigorosa como las características que la han hecho identificable durante los más de 25 años de su carrera artística. La fascinación por el movimiento y la geometría responde a su contacto con la obra de artistas cinéticos de Venezuela, como Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez, a quienes Quevedo admira desde muy niña a partir de sus visitas a los museos en su tierra natal. No obstante, la artista desarrolla un lenguaje propio y sistematiza una metodología abstracta en base a estudios preliminares.
Quevedo parte de bocetos pequeños y articulados en los que ensaya una idea determinada. Una vez fijada la idea, pasa a realizarlo a gran escala. En el proceso pueden cambiar las relaciones entre los elementos, el tamaño o la situación especial de algunos de ellos, pero la esencia se mantiene. De este proceso intuitivo y mental, emergen infinitas posibilidades y combinaciones de forma y color