Ahí vienen, ahí van … los papagayos

Con líneas suaves y colores tenues, la artista pretende proyectar al observador esa libertad, ese dulce y suave andar por entre los vientos que caracteriza a nuestras infaltables compañeras de andanzas infantiles: las cometas. Tal vez la intención más profunda es mostrar que el anhelo de todo niño, que se perpetúa en el alma de todo adulto, es buscar en el cielo ese espacio que le permita realmente expresarse como persona, como ser humano. Las cometas proyectan paz, tranquilidad, esperanza. En fin, todo lo que las personas sienten que necesitan para encontrar momentos de felicidad. Por eso, la artista se asegura de que todo aquel que se tome el tiempo para analizar su obra, perciba claramente estas sensaciones incomparables.

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